Para nuestra hija la lectura constituye una
herencia de familia, desde que nació le realizábamos narraciones y lecturas que
ella escuchaba con atención, poco a poco comenzaron a rodar por la casa libros
infantiles de todos los temas, tamaños,
colores y materiales, ese fue el principio de todo.
Todas las noches antes de dormir se tomo
como habito la lectura de un cuento, y los fuimos coleccionando hasta llenar el
baul de la bisabuela, cuando no se leia cuento nuestra hija reclamaba
inmediatamente por la lectura y asi nació un proceso que culmino a los cuatro
años con la lectura espontanea que comenzó a realizar nuestra hija, producto de
la estimulación que recibió.
Cuando nuestra hija tenia un año y ocho
meses empezó a pronunciar palabras que aparecian escritas en los cuentos, realizamos
fichas con dichas palabras y otras que hacían parte de la cotidianidad de
nuestras vidas y se las empezamos a mostrar a diario en una actividad corta que
duraba cinco minutos, yo sostenía la ficha frente a ella y la leia en voz alta,
asi ella la observaba y pronunciaba posteriormente. Empezo este ejercicio con
cinco fichas y asi cada semana aumentaban a esas cinco otras cinco hasta que
llego a tener un repertorio donde ella misma tomaba las fichas y armaba
oraciones y frases, cuando tenia cuatro años de repente comenzó a leer sus
propios cuentos y desde entonces no ha parado, asi ella misma decidió armar su
propia biblioteca con su colección de libros de la tortuga Franklin que parece
no tener fin, a la cual se le suma su gusto por las historietas de Calvin y
Hobbes que también colecciona.
Producto de este proceso desarrollo la
lectura y de este se desprendió la escritura, que apareció espontáneamente
también.
Este proceso de lectura y escritura, nos
maravilla como padres, ya que, se dio de manera natural y espontanea, producto
de una estimulación que realizamos en conjunto desde muy temprano, donde
pensamos que también prima el ejemplo que como padres le brindamos, ella sabe
que nos gusta leer y escribir y nos ve hacerlo con frecuencia.
Esta experiencia siempre la compartimos
entre familiares y amigos, porque, la vida lleva de la mano sus propios
procesos de aprendizaje, y asi fue como emprendimos este camino del
homeschooling.
Como docente tuve que estudiar a los
grandes pedagogos y sus teorías y tratar de conectar esas experiencias ajenas
con la realidad del contexto, pero esto no es cuestión de teorías, mi hija vino
a enseñarme lo que la universidad no enseña, que cada ser humano tiene su
propio ritmo para construir conocimiento y que respetar los procesos de cada
individuo es primordial.
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