Lugares curiosos y misteriosos en Bogotá Colombia



Con una altura de 2.640 metros, Bogotá es una ciudad con mucha historia, llena de lugares curiosos que los antepasados Muiscas ocuparon, posteriormente por sus calles de adoquines que se conservan en el centro histórico y las construcciones coloniales que fueron testigos silenciosos de la historia y entre sus calles, hoy existen lugares curiosos y misteriosos en Bogotá Colombia que vale la pena tener en cuenta y conocer, porque estos lugares no solo hacen parte de la historia sino tejen la historia, para comprender y entender muchas situaciones. Si no eres de Bogotá, muy seguramente en el lugar donde vives también existen lugares misteriosos que reconoces y será de tu agrado acompañarnos por este tour de lugares curiosos y misteriosos de nuestra ciudad en Colombia y quedaras sorprendido con el siguiente relato:

¿Sabias que existe un cementerio Británico en Bogotá?

Pues, en Bogota.gov.co encontramos información sobre el y tuvimos que conformarnos con ello y un relato, porque las visitas no estan permitidas, ni idea de que este sitio existía cerca del Cementerio Central, que podemos apreciar a simple vista al pasar por la calle 26, y así el cementerio Británico esta situado al lado del Cementerio Central, sin letreros, ni señalización, solamente separado por una pared de ladrillos viejos y un portón negro y lo que esconde esa pared es precisamente las tumbas de muchos difuntos con esa nacionalidad.

Así,  este cementerio parece una maquina del tiempo, porque su aspecto parece llevar a quien lo ve dos siglos atrás. En efecto por allá por 1.817 cuando El general Simón Bolívar recibió apoyo de los ingleses para llevar a cabo las guerras de independencia del territorio, muchos miembros de las legiones inglesas participaron y llegaron a esta tierra, muchos oficiales de alto rango, soldados y voluntarios ingleses se unieron a las fuerzas del ejercito patriota,  de la primera y segunda Legión y de la Legión Irlandesa formando batallones que combatieron y lucharon con valentía y arrojo, haciendo parte del gran ejercito de Bolívar que combatió en la batalla de Boyacá entre muchas otras campañas libertadoras.

Lo cierto es, que varios perecieron, sino en la lucha por otras razones, de salud por ejemplo y así con esta breve historia podemos deducir el origen del cementerio. Después de lograr la independencia de los territorios, en Colombia le cedieron unos terrenos por el año de 1.825, para que fueran enterrados los restos de los combatientes de la Legión Británica en la patria que les debía de dar sepultura, en terrenos del municipio de Zipaquirá, al cabo de cuatro años estos restos fueron reubicados en la ciudad de Bogotá y así nace el Cementerio Británico y por ello en su interior hay una reja hecha con las bayonetas y los fusiles que datan de la época independentista y con las cuales libraron batalla estos luchadores.

Se dice, que una de las tumbas mas antiguas es la de William Duffin, enterrado el 4 de junio de 1.830 (mismo año en el cual fallece Simón Bolívar), entre otras de la época, que tal vez poseen la fecha en la cual depositaron los restos en la nueva ubicación del cementerio, ya que, batallas importantes como la de Boyacá y la batalla del Pantano de Vargas en las cuales participo la legión ocurrieron en 1.819 y la de Ayacucho en 1.824, y la tumba mas reciente a la fecha de escribir este articulo es del año 2015, porque en la ciudad hay familias de origen Británico con derechos a una parcela en este cementerio, así solo se entierran allí miembros de la comunidad británica, sin importar sus creencias religiosas, Las tumbas yacen en tierra con lapidas e inscripciones, como aquellos cementerios antiguos que no tenían construidas bóvedas.

Como no queríamos poner una fotografía de la pared de ladrillo, encontramos esta en la pagina de la BBC News Mundo Latinoamérica cuya placa confirma la historia que nos contaron.

¿Sabes que hay dentro de los Sótanos de la avenida Jiménez?

La avenida Jiménez Fue la primer avenida en Bogotá que data casi de un siglo, se comenzó a construir después de 1.915 y se inauguró en 1.938 y así entre la carrera séptima y octava se aprecian unas rejas negras integradas a una estructura metálica como en forma de arco, si haz caminado por allí sabrás que no se aprecian estas rejas abiertas y que al observar entre ellas parecen ir a ningún lugar, pero lo cierto es que, conducen a una linea de sótanos que se encuentran por debajo de la calle, fueron construidos un año después de inaugurada la avenida Jiménez, con el fin de crear algo así como un paseo comercial, pero este no tuvo éxito y se abandono la estructura, siempre imaginamos que eran como catacumbas pero, el espacio fue recuperado, remodelado para construir un teatro y quien iba a imaginar que se convertiría en un centro cultural estudiantil donde ensayan quienes adelantan estudios para su formación profesional artística, estudiantes de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, de la facultad de artes, le dan vida a este lugar llamado el teatro Luis Enrique Osorio con espacio suficiente para 153 espectadores y los locales que se construyeron con un fin comercial hoy son aulas de las escuelas de formación artística, con estudio de grabación de audio y video. Así, la academia superior de artes de Bogotá ASAB  le da uso a este lugar y las puertas si se abren para los curiosos cada vez que interpretan obras de teatro, baile o de música y la entrada no tiene costo.



Por supuesto no faltan las historias de fantasmas que rondan los sótanos, Fantasmas que se adueñan de los espacios de la vieja Bogotá en las noches y la capital subterránea no se escapa de los ecos, voces que pronuncian palabras a medias, pasos, y soplos de viento débil, de esos que se sienten en la nuca y erizan los vellos, a cuatro metros bajo tierra tal vez sobre el escenario del teatro activan la memoria histórica de Bogotá, porque teatro sin fantasmas no es teatro.

Escenario del Teatro Luis Enrique Osorio


¿ Sabias que El primer observatorio que fue construido en América esta en Bogotá?

No es la construcción actual, sino esa que a veces pasa desapercibida y los abuelos señalan con el dedo cuando pasan por allí y dicen; - Mire el observatorio que hizo José celestino Mutis - Pues en 1.803 se inicio su construcción en la carrera octava con calle octava, por iniciativa de este Botánico español, con el fin de adelantar sus investigaciones astronómicas y aportar a la ciencia, cuando se pasea por allí la construcción parece un monumento de parque, pero para la época represento numerosos e importantes observaciones y estudios astronómicos, y precisamente es otra maquina del tiempo que alberga varios instrumentos de medición y observación antiguos y posee los estudios mas completos de esta materia reunidos en una biblioteca.



Es considerado monumento nacional, ofrece visitas guiadas con la compra de un tiquete (ciertos días no tiene costo) y agendamiento previo, pues este monumento esta situado en los Jardines del Palacio de Nariño, que es la casa Presidencial y el ingreso es restringido, pero no imposible al llenar un formulario de inscripción para la visita que se solicita al escribir al correo obsal-fcbogota@unal.edu.co, compartiendo los datos y que le motiva a realizar la visita a esta sede histórica.



Entre las curiosidades del lugar se dice que al ser administrado por Francisco José de Caldas conocido como El Sabio Caldas, en sus inicios, el lugar fue escenario de reuniones con miembros de los movimientos independentistas, planeando situaciones que sacaran la patria del regimen español, y en efecto El Sabio Caldas se fue alejando de su actividad investigadora científica y se dedico a las labores independentistas, dejando la administración del observatorio, así cuando el ejercito patriota se tomo Santa Fe, el observatorio fue víctima de saqueos, entonces la actividad científica fue frenada, incluso el observatorio sirvió de fuerte de guerra y esta situación la comprueban los cañones que tiene la edificación instalados en la azotea y que se observan en una fotografía anterior, luego cuando España envió al Pacificado para restablecer el orden del regimen en las colonias, El Sabio Caldas fue fusilado y el observatorio continuo prestando servicio como fuerte militar donde instalaron mas cañones que se divisan cerca de su bóveda en lo alto, porque era el edificio mas alto que había en la época y por lo tanto serbia para divisar al enemigo y hasta 1.859 después de vivir saqueos y estar dispuesto a para otras actividades retomo el espíritu científico que nunca lo abandono, cuando la universidad Nacional se hizo cargo de el en 1891 el lugar se recupero para guardar los aportes científicos mas completos que existen en el pais sobre astronomía.



¿Conoces la biblioteca de la Universidad distrital Ramon D'Luiz Nieto? y ¿Sabias que fue El matadero Distrital?

Sin preocupación puedes continuar con esta lectura, al pasar a este lugar no nos alejamos de la ciencia, el arte, la cultura y ese hilo académico que trae este escrito, este lugar en Bogotá es cuna de innumerables historias y por su aspecto no pasa desapercibido.



Así, el matadero municipal data de 1924, su finalidad; sacrificar el ganado que traían a la ciudad los finqueros de la sabana. Pero ahora, cada vez que se pasa por allí es inevitable mirar la obra arquitectónica neoclásica con esas formas antiguas inspiradas en la Roma y Grecia antigua,  ubicado en la calle 13 con carrera 32, que en el pasado fue punto de encuentro de acaudalados y menos favorecidos en la ciudad debido a su carácter de punto de negocio donde se llevaba el ganado sabanero, los cerdos y otras especies y se atendía la venta de carne fina y de sobras, fue un lugar que olía a muerte, a sangre y por ello el ojo de las autoridades sanitarias se poso en el, así funciono hasta 1978 y fue cerrado por no cumplir con las condiciones sanitarias requeridas, se reabrió al demostrar su capacidad y saneamiento y luego cerro finalmente en 1993, cuando se liquido la EDIS que era la empresa distrital de servicios públicos que administraba el  lugar, si alguno todavía escucha a su abuelo preguntar si ya paso la EDIS a recoger la basura, ahora podrá entender a lo que el abuelo se refiere.

Y continuando con el relato, el matadero después de esto quedo abandonado, se recupero en el 2.013 y se convirtió en la  biblioteca Ramon D'Luiz Nieto, un centro cultural renovador, que administra la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y como cuenta con diversidad de espacios se facilito la adecuación para convertirse en biblioteca y centro cultural, algunas partes de la construcción como la chimenea del crematorio fueron restaurados, se conservaron las paredes de ladrillo y la estructura neoclásica se declaró como bien de interés cultural, es un bonito lugar después de que daba miedo pasar por el frente.




Sin embargo, la estructura no esta alejada de historias de ultratumba, pues allí al fin de cuentas se sacrifico la vida de muchos animales entre la angustia y el dolor y además en el periodo de violencia cuando se desato el Bogotazo con el asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán, se dice que en medio de las revueltas los cadáveres de las personas eran apilados en el patio de este lugar e incinerados en el crematorio y en el tiempo que fue abandonado el lugar fue morada de habitantes de la calle y testigo de robos y atracos, así la presencia de acciones paranormales no se hace esperar, incluso según las historias relatadas en la visita guiada que se hace del lugar, este tiene fantasma propio con nombre propio, aquella presencia es conocida como Héctor y habita el sótano, lugar donde la Universidad Distrital tiene instalado su archivo, y en general en el lugar la empresa de seguridad observa noche tras noche en su monitoreo, alarmas que se encienden por los detectores como si alguien caminara por los pasillos, hay estantes y libros que se mueven, sonidos que no tienen explicación y asi entre historias se teje la memoria colectiva y urbana que hace de Bogotá una ciudad llena de lugares misteriosos.

Y para terminar no se puede quedar por fuera de este relato El Panóptico de Bogotá ¿Sabes que era el Panóptico?



El lugar donde hoy funciona el Museo Nacional y aledaño al Parque Nacional, es toda una maquina del tiempo y de historias, pues allí funciono la Prisión Central de Cundinamarca en 1870 y quien iba a parar allí era víctima de un castigo por sus actos, no solo al estar encerrado sino al estar expuesto a palizas, golpes y torturas para ser reformado, la parte bonita de la historia es que el tratamiento para ser reformado incluía talleres donde los presos podían aprender un oficio o poner en practica su talento para servir a la sociedad.


Para comprender mejor, el panóptico era un modelo de prisión distribuido y organizado, tanto en la construcción de la planta física como en la gestión de guardia, de tal manera que los presos no se dieran cuenta de que estaban siendo vigilados, así las torres de guardias estaban tapadas, pan - opticon, significa velo todo y los prisioneros en todo momento estaban siendo vigilados.


Así, detrás de la imponente fachada que se conserva, ocurrió de todo, en especial por la época de la guerra de los mil días desatada por inconformidades con la política aplicada, que se expuso en un ambiente inestable de enfrentamientos entre liberales y conservadores, muchos fueron presos en esta cárcel solamente por pertenecer a un partido político y exponer sus ideas, entonces se habla de que el director del panóptico en aquellos días odiaba a los liberales y por ello se convirtió en verdugo de los presos que militaban en ese partido entre 1899 y 1902 y muchos relatos salieron a la luz después de un tiempo donde con tristeza los reprimidos en este lugar narraron sus descabelladas anécdotas.


El lugar que hoy brilla como museo con salones y paredes inmaculadas de pisos brillantes, fue un lugar húmedo, que apestaba, con una cloaca en el patio donde todos los presos hacían sus necesidades, celdas oscuras llenas de moho, espacios tan reducidos que eran utilizados como celdas de castigo, hacinamiento descomunales donde hervían unos hombres sobre otros, quienes recuerdan la época, recuerdan también que al panóptico lo apodaban "la gusanera" precisamente por el hacinamiento, por ello fue cuna de enfermedades mortales como la viruela, el tifus y variedad de infecciones, los presos eran desatendidos sin condiciones sanitarias, quien entraba allí y duraba tiempo podía salir con una barba larga, desnutrido y agobiado, los revolucionarios eran los que mas castigos recibían, sin importar lo que hubieran hecho.



Entre los presos que soportaron su estadía de forma desesperada esta el poeta liberal Colombiano Adolfo León Gómez, quien tiempo después de haber estado prisionero decide narrar su historia propia y como testigo de la crueldad a la cual fue expuesto el y otros presos en el Panóptico en su libro Secretos del Panóptico, en el sexto capitulo describe una especie de tortura llamada cepo, el cual quebraba hasta el hombre mas fuerte y valiente, dice,  porque se trataba de dos maderos horizontales con agujeros, uno al lado de otro separados por una distancia, sobre dos postes verticales, en los agujeros ponían las extremidades de las personas, generalmente los pies y la persona quedaba allí suspendida de los pies soportando el dolor por días.

En la biblioteca virtual del banco de la republica banrepcultural.org/biblioteca-virtual esta el escrito disponible, con la credencial historial 219, titulada; Anécdotas y dramas; Los sufrimientos de Adolfo León Gómez, la verdad después de leerlo ni en la imaginación recreábamos este lugar así, pues cuando se visita hoy como museo hasta resulta inspirador visitar las salas de exposición con música suave y profundo silencio que ambienta, pero hay una parte donde estan las celdas de los presos y el famoso patio tras una reja, nadie puede imaginarse que este lugar fue así como lo describe el documento, ni que al pasar por aquellas salas antes corrían los piojos, las garrapatas, los mosquitos y los chinches entre otras plagas.

Este horror funciono hasta 1930, época en la cual trasladaron los presos a la cárcel La Picota, y entonces el Panóptico se recogió en la memoria de quienes lo padecieron y en la memoria histórica de Bogotá, que no quiere exhibir el cepo, sino la arquitectura del edificio, regenerando sus espacios para la exhibición de obras de arte, así lo que se exhibe no es el Panóptico y su historia, sino la cultura, el arte, la Ilustración, la creatividad, la expresión, cosas que nunca se dieron en ese lugar, como una manera de reconciliarlo con el contexto a través de esas exhibiciones que poseen características de la identidad Colombiana.






Pero, al traer el lugar a un nuevo espacio de cultura y aprendizajes no se puede borrar lo que este lugar encerró, el conocimiento que sus paredes encierran esta mudo, las personas que visitan este lugar entre nacionales y extranjeros, aprecian el lugar como patrimonio, pero allí dentro se respira la dualidad de lo que fue y ahora es, un lugar que nació para vigilar, castigar y reformar, que no puede negar sus raíces.

Un lugar que posee historia e historias presentado y preservado en un marco patrimonial de conocimiento y cultura, pero que fue un lugar muy triste y aquella tristeza aun recorre sus pacillos y celdas a través del frio que se adueña del lugar, de niña me daba miedo ver su fachada y ahora entiendo porque.


Así concluimos este relato, que esperamos te haya sido de utilidad, por fuera de el se quedan otros lugares que a lo mejor podamos traer en una segunda parte.

¡Hasta la próxima!

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